viernes, 16 de octubre de 2009

A OTRO LUGAR Y OTRO TIEMPO



Sencillamente sublime, espero que lo disfruteis, besos.............

http://www.youtube.com/watch?v=w8LL1x6J2rU&feature=related

Solitaria Errante.

María la niña con Angel



Esta es la historia de María, una niña muy peculiar.

María era una niña de 5 añitos, muy alegre y dicharachera, que vivía en casa de sus abuelos...púes tenia otro hermano más pequeño que necesitaba el cuidado y las atenciones de su madre, la cual tenia que atender un negocio de ultramarinos, y no podía hacerse cargo de María y su hermano Kike.

María era feliz con sus abuelos, sobre todo con el yayo Mariano, que la llenaba de atenciones y mimos, y su yaya Máxima, que siempre estaba pendiente de que María fuese al colegio bien peinada, y con esos vestidos que ella misma cosía para la niña.

La niña tenia en casa de sus abuelos un loro parlanchín, al cual su abuelo enseño a hablar, y ella pasaba horas y horas hablando con el loro.

Un día su abuelo comienza a sentirse mal, y la niña veía que todos estaban pendientes, hasta su Madre Carmen, que pasaba horas en el negocio dejo de atenderlo por estar con su abuelo.

María preguntaba....¿ qué le pasa al yayo ?... pero nadie le decía la verdad... sólo le decían.. el yayo esta malito, pero se pondrá bien, aunque, algo en el interior de la niña le decía que estaban engañándola.

Pasaron los meses, y María cada vez veía menos a su abuelo, y sentía cada vez que le cogía la mano una gran pena, pues su yayo ya no reía, no le contaba cuentos, no la llevaba al parque a jugar y sobre todo lo que más echaba de menos, era sentarse sobre sus piernas, para que su yayo le contase historias o leyese algún libro.

Una mañana de las que su madre carmen, iba a ponerle unas inyecciones, su yayo Mariano la llamó ¡ María, ven aquí a mi lado sienta te conmigo!

La niña muy contenta se sentó sobre la cama, atenta con los ojos muy abiertos.. escuchando las palabras de su abuelo.

este le decía...Mira María, el yayo se va a hacer un largo viaje, y quiere que te portes bien y hagas caso a los papas, que les ayudes con tu hermano que es más pequeño, y a la yaya...no la dejes sola cuando yo me marche.

La niña no entendía el por que de aquellas palabras, pero mirando a su yayo con esos enorme ojos verdes que tenia le dijo...

Sí yayo te haré caso, pero cuando vuelvas quiero que me traigas un periquito, así hará compañía al lorito y podrán jugar juntos.

Su yayo le sonrió... te traeré el periquito, y le pondrás un nombre, la niña exclamo ¡ sí se llamará el periquito del yayo!

Su abuelo ya en el limite de sus fuerzas esbozo una carcajada y abrazo a la niña, su niña María.

En ese momento la niña le dio un fuerte abrazo y muchos besos, y su madre la retiro de la cama donde yacía su abuelo enfermo, ella no sabia que se marchaba para siempre, pero lo miro con gran ternura, y le dijo... yayo ven pronto yo te esperare aquí con la yaya.

Desde ese momento la niña no volvió a ver a su abuelo...

Fue pasando el tiempo, y la niña comienza a cambiar, ya no era aquella niña inquieta, que se interesaba por todo lo que veía.

Seguía viviendo con su abuela, pero ya sólo iba a dormir con ella por las noches, durante el día estaba con sus padres y con su hermano, el que iba creciendo lleno de atenciones, por que era el más pequeño.

María, jugaba con su hermano, tenían una gran pizarra y muchas tizas de colores, y pasaban horas jugando con ella, dibujando y haciendo garabatos.

De vez en cuando ella que era un poco trasto, hacia alguna travesura ayudada por su hermano, lo cual eso hacia enfadar a su madre, que siempre la castigaba a ella sola por ser la mayor.... y eso enfadaba a María, y la fue volviendo una niña un tanto extraña, así al menos la veían los demás.

Se recluía en un rincón de la habitación con sus colores y dibujaba garabatos que sólo para ella tenían sentido, y pasaba largas horas recordando a su abuelo, por que el preguntaba...y nadie le daba una respuesta de donde estaba.. sólo sabía decirle su madre ¡ María, cuando termines recoge todo, que eres un desastre!

Y así fue pasando el tiempo,sin el calor de su yayo, ya que su padre Enrique nunca se sentó con ella a leer un libro o contarle historias, y sin el cariño de su madre que sólo sabia tener atenciones hacia su hermano.

Pero a María... eso le importaba poco , pues tenia una amigo invisible con el que jugaba, y el que le contaba los sitios donde estaba su abuelo.
Era una niña con Ángel... continuara


Solitaria Errante.




miércoles, 14 de octubre de 2009

PIÚ AVANTI



No te sientas vencido, ni aún vencido.
No te sientas esclavo, ni aún esclavo.
Trémulo de pavor, piensa te bravo.
Y arremete feroz, ya mal herido..

Ten el tesón del clavo enmohecido.
Que ya mismo y ruin, vuelve a ser clavo.
Que no la cobarde intrepidez del pavo
Que amaina su plumaje ante el primer ruido..

Procede como Dios que nunca llora
O como Lucifer que nunca reza
O como el robledal, cuya grandeza
Necesita del agua y no la implora.

Solitaria Errante.

martes, 13 de octubre de 2009

No perdáis vuestro tiempo en llorar


No perdáis vuestro tiempo ni en llorar el pasado ni en llorar el porvenir. Vivid vuestras horas, vuestros minutos. Las alegrías son como flores que la lluvia mancha y el viento deshoja.
Edmond Gouncourt (1822-1896)

domingo, 11 de octubre de 2009

En El Recuerdo


Qué momento! Qué indescriptibles sentimientos se agolpan en mi pecho y se clavan en mi alma!Estoy frente a la última escala de mi vida... me atrevo a dar los últimos pasos para dejar mi huella. ¿O no? Nunca lo sabré. ¿Me recordarás una vez me haya marchado?Quiero dejarte algo, mis recuerdos:Cosa curiosa, el primer recuerdo de mi vida no es visual, ni auditivo: es un aroma a tierra empapada por la lluvia. Jamás llegaré a saber cómo o dónde ese olor perdido se grabó en mi memoria. Ha estado siempre ahí, misterioso y húmedo punto de partida.Ése es el recuerdo, ¡La primera luz!.Y en el desfile de tantas nostalgias, apareces Tu, fuiste y eres tan importante que te conviertes en el segundo recuerdo.... tiempo en el que viví, que duda cabe? Gané amores, alegrías, tristezas, tiempo en el que odié y quise a mi modo, en el que tuve amigos y enemigos, y tal vez, acaso, mi pequeña hora de gloria. Pero fue un tiempo del que casi nada quedó, nada, salvo sombras partidas, palabras de amor muertas resonando en el vacío...... y esa terca niebla entre la realidad y los sueños, entre lo que quise ser y lo que realmente era, fui: esas frías cenizas, todo ese montón de olvido y tinieblas dividiendo aquel primer olor a tierra mojada de todo lo que guardo de ti, de todo lo que, sin saberlo, sembraste en mi pecho.Qué prisa de vivir antes de que se nos acabara la poca e insegura vida, quizás por eso agotamos antes de tiempo el primer aire del amor. No es que después no hubiésemos tenido la posibilidad de mantener despierta la llama, pero habríamos debido pasar un poco por el cansancio, por el fin del descubrimiento mutuo, habríamos debido entrar hasta el fondo uno en el otro, limarnos mutuamente las aristas, agotar el deseo inicial, sin nombre, natural explosión de los sentidos y la edad, para que naciera otro brillo más auténtico del lenguaje, entrega total, comunión indivisible entre cada poro de nuestros cuerpos, cada gota de nuestros humores, cada sílaba de nuestros aullidos. Nos faltó madurez, perfección, gestar la dolorosa metamorfosis del hoy en siempre, del fuego del instante en ansia perpetua...... pero teníamos tanta prisa por robarle un poco de miel a cada segundo, tanta prisa en medio de existencias provisionales, marcadas por la posibilidad del fin...... creo que ganamos y perdimos, ganamos porque sobrevivimos a esa muerte indeseada, no esperada, vino sola, sin anuncios.
Amarga victoria.
Pero de cierta manera también perdimos, perdimos ese ardor inasible, que acaso no existe, o que pasa inadvertido, mezclado a los pequeños tumbos cotidianos en el camino de cada quien hacia la muerte, ese ardor inasible: la felicidad......tú me amaste y yo te amé. Esto es lo que queda de cuanto fuimos y sentimos: un borroso verbo en pasado y un tiempo más de recuerdos, hasta que se apague mi memoria, el día de mi partida, y aún allí donde esté te seguire recordando, sin rostro, sólo el sonido de tu voz, tus caricias, tus llantos y lamentos, por eso miedo que te venció.
Aquí y allí, siempre te recordaré y te amaré.Y seguiré soñando con tu abrazo, con ver tu rostro, y con un hasta pronto mi nenita,hasta pronto, mi vida, allí yo te esperaré, donde nadie pueda separarnos ya, y podamos, abrazarnos en silencio.

Solitaria Errante.

My Mind Is a Stranger Without You